Dedicó la vida a defender al país, pero después de ocho años de gobierno fue más fácil darle la espalda. Periodistas que antes lo alababan empezaron a escribir falacias, políticos que lo acompañaron siguieron con su costumbre de venderse al mejor postor, empresarios que cumplieron sus metas económicas negaron sus vínculos con él. Pero no le importó, continuó en su ley: trabajar, trabajar y trabajar; para morir sabiendo que lo hizo por su gente, por su país, así a muchos de ellos no les importe.
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