Su día empezó a las seis de la mañana. Tomó una ducha fría y luego un trago. Encendió la radio, las noticias no eran muy alentadoras, el pronóstico del clima mucho menos, estaría nublado durante todo el día. En la mesa de noche, una foto era su única compañía, siempre estaba ahí, lo miraba y lo seguía sin importar a dónde se moviera. No podía evitar extrañarla, pero no entendía por qué decidió abandonarlo de esa forma. En la alfombra, algunas manchas de sangre poco a poco iban perdiendo el color.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Sígueme en Twitter @DiegoMorita