Continúan
las dudas sobre las liberaciones de los 10 policías y militares secuestrados
por las Farc y que según el último anuncio de este grupo terrorista, regresarán
a la libertad los días 2 y 4 de abril.
Después
de cambiar las fechas en tres ocasiones, el escepticismo crece y por supuesto
la angustia de los familiares que anhelan tener pronto en libertad a sus seres
queridos.
No
sé cuál sea la intención real de liberar a estos héroes de la patria y además la
de anunciar el cese del secuestro extorsivo; no me queda claro qué quieren
conseguir, ¿paz? es poco probable, pues nos siguen asesinando, atacando poblaciones
y patrullas militares, por eso y como dije en mi columna anterior, “a las Farc no se les puede creer”.
Sin
embargo, espero y tengo fe en que las liberaciones se lleven a cabo con éxito
para que termine por fin el suplicio y la humillación que han sufrido los
secuestrados y sus familias.
Hace
50 años Colombia vive en conflicto y en los últimos 15 años ha visto como el accionar
de los grupos ilegales se transforma y se convierte en terrorismo financiado
por el tráfico de drogas.
Los
colombianos de bien nos levantamos cada día con la esperanza de que esta
situación se acabe algún día, queremos estar tranquilos, vivir en paz y mirar
los ojos de nuestros hijos teniendo la plena certeza de que les espera un mejor
mañana.
No
obstante, el camino es duro. En la actualidad no está claro que se pueda lograr
la eliminación definitiva de la violencia que nos agobia. Cada día el terrorismo
logra permear mucho más nuestras vidas y lo que hace un tiempo era luz al final
del túnel con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, hoy es una profunda oscuridad.
Y
claro, no solo el terrorismo es el causante de nuestros problemas, pero si es
la punta del iceberg. Colombia tiene que luchar cada día por disminuir y acabar
con la inequidad, mejorar la educación, fortalecer el campo, generar empleo
digno y bien remunerado, entre muchas otras cosas; pero mientras exista la amenaza
latente de estos grupos ilegales y la posibilidad de que nuestras instituciones
se debiliten no podremos avanzar. Por eso la premisa debe ser, derrotar el
terrorismo.
Y algunos me llamarán guerrerista y seguro recibiré, como en otras
ocasiones, insultos por mi posición y férrea defensa del gobierno de Álvaro
Uribe a quien le creo y le agradezco todo lo que hizo por nosotros. Y ante el
insulto, que no es más que la ausencia de ideas, callaré y seguiré adelante
defendiendo mis posiciones.
Por
último: padecer un secuestro 14 años, estar encadenado a un árbol y dormir con
la certeza de quizás no despertar es algo que nadie merece. Pero no olvidemos
que todos estamos secuestrados mientras no entendamos que somos un solo país y
que cada uno debe aportar desde su diario vivir para que Colombia sea mejor y
además que debemos eliminar, de nuestra cotidianidad, la indiferencia.
Empecemos ya!
@DiegoMorita
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