A las Farc cuando dicen que no
tienen más secuestrados, que no trafican drogas y que ellos han sido víctimas
de una persecución del Estado; a los empleados judiciales cuando nos dicen que
su protesta es justa (sabiendo que sus salarios son más altos que los de muchos
médicos) y cuando dicen que suspenden el paro para irse de vacaciones; al
Presidente Santos cuando expresa que el país va por buen camino, que ha
mantenido la Política de Seguridad Democrática y que no aspirará a la
reelección si siente que ha cumplido con sus promesas.
Hay que creerles, a los
vendedores de películas piratas cuando dicen que no es grabada de la pantalla
del cine, al vendedor ambulante que no rebaja nada porque, según él, apenas le
está ganando, precisamente, el valor que uno le pide descontar, a los que te
dan garantía por un año y cuando vas a hacerla efectiva te dicen que eso no lo
cubre.
A las promesas de los políticos que
aparecen cada cuatro años, a los que dicen ser los más transparentes y que
combatirán la corrupción; a aquellos que dicen votar por convicción pero
reciben mercados y comen sancocho de cuenta del candidato; hay que creerles a
los que no te miran al hablarte y solo te hablan para pedirte favores.
A los que dicen que el mundo se
va a acabar el 21 de diciembre, a los que creen que el mundo se va a acabar, a
los medios cuando dicen que son objetivos, a Petro cuando dice que a Bogotá si
le conviene el nuevo esquema de recolección de basuras, a Samper cuando dijo
que todo fue a sus espaldas y cuando opina creyendo que lo que dice es
inteligente y a Pastrana cuando se niega a responder en la Cámara de
Representantes por el tema San Andrés.
Hay que creerles, a los informes
de gestión con gráficas que nadie entiende, a los Gerentes que se llenan la
boca diciendo que son un empleado más, a los que creen que el proceso de paz
tendrá éxito, a los que tienen Twitter y su foto de perfil es un huevo, a los
que se toman fotos del abdomen y las suben a Facebook, a los que dicen que no
les interesa tener un celular inteligente porque eso es un vicio (pero en
realidad es que no tienen con qué comprarlo) y a quienes dicen que en
vacaciones van para Mayami.
A los novios que se juran amor
eterno y cada dos meses cambian de pareja, a los que llevan en sus carros el
aviso de “inteligencia vial” pero son unos brutos al volante, a los que tiene
un Iphone en prepago, a los ateos (hasta que hay turbulencia en el avión) y a
los artistas que dicen que se deben a los fans.
Hay que creerles a todos, aunque
sabemos que están mintiendo, porque créanme…el mundo se va a acabar!!!
@DiegoMorita
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