Por DIEGO MORA | Publicado el 30 de enero de 2013 El Colombiano
"Medellín logró la transformación… Hay artículos en portada (de los diarios) sobre viajar a Medellín". (Hillary Clinton enero 24 de 2013) y para el alcalde, Aníbal Gaviria, eso significa que todo está bien, que aquí no pasa nada y así justifica su grosera y desatinada respuesta a una periodista local que le preguntó por las denuncias de taxistas sobre el cobro de vacunas por parte de los combos criminales, que cada día ganan más terreno en la ciudad.
"Parece que usted no ha escuchado las palabras de la señora Hillary Clinton ", expresó Gaviria sacando pecho por las declaraciones de la Secretaria de Estado; además "en todas sus entrevistas usted desconoce los avances de la ciudad", remató, sin responder la pregunta válida y oportuna realizada por Catalina Sánchez, gran reportera de Hora 13. Esta salida en falso del Alcalde se da una semana después de que firmara el Acuerdo de Chapultepec en defensa de la libertad de prensa. ¿Coherencia?
Callar y omitir los graves problemas por los que atraviesa Medellín es un error que nos puede costar caro. Mientras los esfuerzos más visibles de la administración municipal se orientan en la internacionalización, promocionando conciertos, eventos y votaciones en internet, los ciudadanos padecen e intentan resistir una violencia creciente, atracos, microtráfico, extorsiones, boleteo y más delitos que, al parecer, es mejor minimizar.
Por supuesto, desconocer los avances de Medellín en los últimos 15 años sería absurdo. Sí, podría ser la ciudad número uno del país por muchas cosas positivas, pero también por las negativas. Más de 250 combos delincuenciales, 3 mil millones de pesos diarios producto del tráfico de drogas, robos a plena luz del día a la salida de universidades y extorsión a los empresarios generadores de empleo, por citar algunos ejemplos.
Al igual que el estilo de gobierno del presidente Santos, quien pretende que creamos que aquí no pasa nada cuando cada día vemos cómo el terrorismo se apodera de la agenda nacional, pretende Gaviria que en Medellín pensemos lo mismo.
Escondiendo y evadiendo los problemas de la ciudad, estos no se van a solucionar. Alcalde, lo invito a conocer de primera mano lo que pasa. Camine la ciudad todos los días (no solo en marchas que poco sirven), hable con la gente (no solo en su programa semanal) y reconozca los errores cometidos en un año de gobierno en el que lo hecho fue poco, aparte de traer a Madonna, si es que eso lo podemos meter en el balance.
Por último: libertad de expresión no es solo poder decir lo que se piensa, también es ser respetados por hacerlo, algo lejano en el panorama colombiano.
@DiegoMorita
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