Sin duda la lista presentada por el expresidente Uribe al Senado de la República marcará un antes y, ojalá, un después en el Congreso de la República. Caras nuevas que sin esta oportunidad jamás podrían llegar a legislar, serán las encargadas de cambiarle la imagen, cada día más desprestigiada, a una Corporación que en la actualidad, gracias a la Unidad burocrática y llena de mermelada nacional, deja mucho que desear.
Todos aquellos senadores nuevos que lleguen por el Centro Democrático y detrás de Uribe, lo harán jalados por una persona que jamás ha perdido una elección en sus 40 años de vida pública (tal vez sus detractores digan que el referendo de 2003 lo perdió, yo creo que quien perdió fue el país al no respaldarlo) y que entiende y sabe transmitir muy bien su visión política.
Los nombres en esa lista, creo que serán entre 20 y 25 senadores, llegarán a ocupar sus puestos en el Senado sin deberle favores a nadie, sin compromisos con contratistas o caciques electorales de sus regiones. Llegarán libres de vicios y con el compromiso de honrar los cinco pilares establecidos por el expresidente Uribe el día que anunció su intención de encabezar la lista: seguridad democrática, confianza inversionista, cohesión social, diálogo popular y Estado austero, que son simplemente el resumen de una visión amplia de país y un anhelo de progreso para todos los colombianos.
Uribe sabe lo que quiere y además tiene claro cómo conseguirlo. Ser egoísta con él mismo y presentarse a encabezar una lista después de ser Alcalde de Medellín, dos veces Senador, Gobernador de Antioquia y dos veces Presidente no es más que una forma de agradecerles a los colombianos que día a día lo respaldan y le piden que contribuya a recuperar el rumbo, perdido hace 3 años (no sabemos por qué ni para qué) y que hoy tiene al país triste y en una profunda división.
Los colombianos hace rato suplicamos por una renovación, por reformas estructurales que nos ayuden a saltar esta brecha que nos tiene relegados. No fue solo el discurso firme contra el terrorismo lo que llevó al poder a Uribe dos veces, fue su imagen distinta al político tradicional, su cercanía con la gente, su naturalidad y sinceridad lo que contribuyó a que Colombia confiara en él.
Por último: más que creer en la lista de Uribe, debemos creer en Uribe, en su criterio y en que aprenda de sus errores. Mi confianza para Paola Holguín, Alfredo Ramos y Paloma Valencia.
@DiegoMorita