Conocí a Pacho Santos el mismo día en que empecé a trabajar con él, hace siete meses. Me recibió con una gran sonrisa y un abrazo diciéndome "gracias por arriesgarse a esta aventura". En esos días, la campaña apenas comenzaba pero él ya era el favorito del "uribismo" para convertirse en candidato presidencial.
Todo empezó muy rápido, viajes, eventos, conferencias, talleres democráticos y con cada uno de ellos fui conociendo un gran ser humano, una persona transparente, honesta, llena de defectos pero con innumerables virtudes. Conocí a un político sincero, que dice lo que piensa y hace lo que dice, sin ningún cálculo. Conocí al tipo de político en el que creo y que considero necesita Colombia.
Pacho o Pachito como le dice cariñosamente la gente que lo aprecia, y en burla aquellos que quieren ridiculizarlo, tiene una capacidad de trabajo impresionante, es inteligente, entiende con facilidad, sabe improvisar y disfruta lo que hace. Se me erizaba la piel cada vez que llegábamos a un lugar y la gente lo recibía con entusiasmo y cariño, para todos siempre tuvo un abrazo y una palabra de agradecimiento. Eso, y muchas cosas más, lo fueron convirtiendo en el candidato viable: alguien que les sabe llegar a todas las personas, lleno de carisma y además con un amplio conocimiento del país.
Tuvimos una campaña muy bella. Soy un inexperto en este tema, pero un apasionado de la política y por eso acepté el reto. Recorrimos Colombia de punta a punta y no hubo un solo lugar en el que Pacho no fuera recibido de buena manera, con algarabía y respeto. Le agradecían sus ejecuciones en los ocho años como vicepresidente, su dedicación y amor por Colombia.
Quizás suene poco objetivo todo lo que estoy escribiendo, pero lo hago primero porque ya Pacho no es candidato a la presidencia y segundo porque mi ciclo con él, en esta etapa, llega a su final y quiero rendirle un homenaje a una persona que tiene mucho potencial para entregarle cosas buenas a un país que las necesita.
No quiero dejar de mencionar el tema de las redes sociales. Pacho tiene cerca de 250 mil seguidores en Twitter y la gran mayoría de menciones que recibe son insultos. Una lástima que esta red se utilice más para destruir que para construir. Sin embargo nadie ha sido bloqueado por él, lo que demuestra su talante democrático.
Por último: el país merece más políticos como Pacho Santos, que sean transparentes y menos calculadores, que no dan puntada sin dedal y que siempre esperan un beneficio personal. Ya llegará su momento y muchos estaremos ahí para apoyarlo.
@DiegoMorita