Siempre quise escribir sobre
Natalia París pero nunca había tenido la oportunidad de hacerlo. Hoy lo hago
con tranquilidad, sin afán, sin que sea producto de una coyuntura. Lo hago
simplemente por gusto, porque me nace, porque creo que uno debe escribir de lo
que le gusta sin pensar en que le guste a los demás, pero si les gusta mucho
mejor. Además creo que ella lo merece, así la posibilidad de que lo lea esté
más lejos de la opción de ganarme la lotería (y eso que no la compro).
Natalia París me parece una de
las mujeres más inteligentes que tiene Colombia. ¿Por qué? Simple: porque
siempre he creído que la inteligencia pasa primero por saber quién eres y
segundo sabes qué hacer con aquello que eres y ella en ese sentido nos da
cátedra a muchos. Como dicen por ahí: zapatero a tus zapatos.
Jamás he medido la capacidad
mental e intelectual de una persona por su conocimiento. De qué le sirve a uno
saberse todas las capitales del mundo si existe Google que en menos de un
segundo te responde todo lo que le preguntas. Yo no me sé todas las capitales,
ni las desembocaduras de los ríos y ni me interesa. Ni siquiera podría
responder quiénes han sido los presidentes de Colombia del 70 para atrás ¿eso
me hace un bruto? Quizás para algunos sí, pero me tiene sin cuidado, porque la
opinión de ese tipo de “inteligentes” no tiene relevancia.
Por ejemplo: Einstein es uno de
los seres humanos más inteligentes que ha dado el planeta, por algo fue elegido como el científico más
importante del siglo XX. Él, supo qué capacidades tenía y se dedicó a
explotarlas. De nada le hubiera servido, ni a la humanidad, ser un gran físico de
haberse dedicado a la música o a pintar.
Natalia lleva más de 20 años
vigente en el modelaje, un mundo de figuras esporádicas. Tiene su línea de
productos de belleza, bronceadores, diseña ropa interior y jeans. Toca piano,
es publicista, ahora DJ y sigue apareciendo en las portadas de las revistas más
importantes del país, incluso del mundo. Cada uno la juzgará como desee, ya
muchos lo hacen y se burlan de ella replicando los chistes e imitaciones que
hacen en programas de humor. Ponen en su boca palabras que jamás ha dicho y la
ridiculizan obteniendo réditos personales a costa de su imagen. Una triste
práctica pero que no deja de ser una simple y burda imitación alejada de la
realidad.
Quisiera ver a una de esas
personas catalogadas como “inteligentes” por la sociedad, ser tan exitosa como
lo es ella.
Natalia es, quizás, la mujer más
deseada del país desde hace años. Muchos crecimos soñando con ella, es
la diva de una generación que se quedó boquiabierta con su comercial de Cristal
Oro, en el que aparecía con un bikini dorado. Muchos la admiramos, la seguimos
y lo haremos, posiblemente, el resto de nuestras vidas.
Hoy en día, Natalia hace lo que
le da la gana. Vive tranquila viajando (lo sé porque la sigo en Twitter) y
haciendo sus toques y creando empresa. Entendió que es el momento de recoger todo lo que ha
sembrado y demuestra que la tiene sin cuidado lo que se diga de ella. Los
chistes que se cuentan a su nombre, más que disgustarla la divierten y en el
fondo le sirven porque le siguen dando vigencia (ya quisieran los
“inteligentes” que los usaran de esa manera).
En fin, considero a Natalia París
una gran mujer. Debo aclarar, aunque sobra, que no la conozco, jamás le he
visto en persona, ni siquiera a 20 metros, algo que me parece absurdo pues
vivimos muchos años en la misma ciudad, pero así es la vida.
Este es un sencillo homenaje a
una gran mujer. ¿Cuántos lo leerán? No sé y no importa, con tal de que ella lo
haga, por eso hoy compré la lotería.
@DiegoMorita
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