Hace unos meses me enviaron un meme muy divertido que decía: "me voy de aquí, todos están locos. ¡Arre unicornio…". Al pensar en el tema para esta columna semanal lo recordé y me pareció perfecto para describir la sensación que tengo por estos días y que se agudiza con cada segundo que pasa y se acerca más el 25 de mayo, día de la elección presidencial.
¿Y por qué pienso que todos están locos? (no descarto que el loco sea yo). Es simple, porque no me había tocado semejante polarización en la que entró el país por cuenta de la campaña electoral. El fanatismo se puso de moda, los complots están al orden del día, ataque va y viene mientras el país sigue llorando, sigue sufriendo, sigue desangrándose.
He votado en cuatro ocasiones para elegir presidente de Colombia. En 1998 voté en blanco, estaba crudo políticamente y nadie me convenció. En 2002 y 2006 lo hice por Uribe, fueron dos campañas emocionantes, millones votamos para creer y lo logramos; y en 2010, votamos otra vez por Uribe que estaba representado en Santos. Elección poco impactante. Hoy, a 11 días de elegir nuevamente es posible que lo haga como hace 16 años, en blanco.
¿Por qué en blanco? Porque al analizar a cada uno de los candidatos, sin apasionamiento, no hay ninguno que me convenza. Además, cuando intentaron hacernos creer (algunos lo hacen) que elegiremos entre la guerra y la paz o entre la justicia y la impunidad, mi blindaje anti oportunistas se activó. Lo he repetido mil veces: no creo en el proceso en La Habana y no acepto que terroristas puedan llegar a cargos de elección popular, pero me niego a pensar que elegir a un candidato signifique asegurar más confrontación, como también me niego a aceptar que elegir a otro sea lograr la paz.
En esta campaña la paz se politizó, se prostituyó. El sueño eterno en Colombia es hoy un tema cualquiera que se manosea sin pudor y yo con eso no quiero comulgar.
¿Dónde quedaron las ideas? ¿Dónde están esos candidatos que levanten el fervor y la admiración en la plaza pública? No existen, porque las campañas se volvieron netamente mediáticas. Se hacen ruedas de prensa para anunciar que se va a mover una silla o para decir que no se tiene nada que decir. Las campañas están subestimando al elector.
Por último: Santos vs Uribe – Uribe vs Santos, una confrontación válida y necesaria para la democracia (jamás habíamos tenido una oposición real en Colombia) pero que está llegando a niveles peligrosos en los cuales no habrá ganador, solo perdedor: Colombia.
@DiegoMorita
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/U/una_campana_cero_ideas/una_campana_cero_ideas.asp
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