Un funcionario muy cercano al actual alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, me dijo hace un tiempo que la única y exclusiva prioridad del mandatario era sacar adelante el Cinturón Verde para la ciudad; que si lo lograba calificaría como exitosa su gestión al frente de la segunda ciudad más importante de Colombia. Así es, a eso nos hemos estado enfrentando los medellinenses.
Es aceptable que esa sea la apuesta de Gaviria y su obra para mostrar, pues cada gobernante tiene un proyecto bandera, no obstante, es absurdo concentrarse en evitar que Medellín se siga expandiendo en sus laderas y olvidarse de los problemas realmente graves que afronta, a duras penas, como la creciente inseguridad, la movilidad (cada día más inmóvil) y la inequidad social latente en cada esquina.
Medellín todos los días es noticia. Unas veces porque se ganó un premio, otras por más premios y la mayoría por lo malo que sucede en ella. En las últimas semanas hemos sido testigos de tres noticias: 1. Los combos que controlan los barrios de la ciudad, ahora también controlan, a través de empresas legales, la venta de huevos en las tiendas (obligan a los tenderos a comprarles su producto). 2. El reportaje de Guillermo Galdós emitido en el Canal 4 del Reino Unido, en el que se dijo que Medellín es el “burdel” más grande del mundo. 3. Según Corpades, el interés del cartel de Sinaloa en los combos de Medellín.
Algún desprevenido leerá esto y dirá que es absurdo creer en que esto pase en la ciudad más feliz de Colombia y la más innovadora del mundo. Sin embargo es una realidad, que a pesar de esconderse e intentar mitigar su impacto con reconocimientos y eventos internacionales, no se puede negar y se ha convertido en una bomba de tiempo que en cualquier momento explota sin que haya lugar para evitarlo.
En la capital antioqueña pasan cosas, muchas, que no son noticia en los medios, vaya a saber uno si por falta de espacio o como estrategia para bajarles el tono a tantas situaciones a las que se enfrenta la ciudad minuto a minuto. La administración municipal “todo” lo niega o lo minimiza porque sabe que tenemos mala memoria y que lo ocurrido hoy se olvida y se cubre con lo que pasa mañana. No hay decisión para afrontar los problemas, no hay interés en ponerle el pecho al microtráfico, a la extorsión a todos los locales comerciales del centro de la ciudad, al fleteo, al sicariato. Aquí la única decisión en sembrar árboles y buscar premios internacionales que copen los titulares de prensa. Esa es nuestra Medellín, la eterna tapadera.
Y eso tiene que acabar, es preferible una ciudad que reconoce sus problemas y busca soluciones a una en la que todo es un espejismo, una utopía, un sueño que se convierte en pesadilla y nos despierta llenos de miedo y desesperanza.
Por último: el próximo año elegiremos un nuevo alcalde, desde ya tenemos que ir pensando qué queremos para la Tacita de Plata. Necesitamos a alguien sin miedo a ser impopular y con el carácter necesario para afrontar y brindar soluciones a la problemática actual. Necesitamos un mandatario con el que por fin podamos volver a decir que vivimos en la eterna primavera.
@DiegoMorita
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