El pasado lunes y después de 90 días de discusión, el Concejo de Medellín aprobó el Plan de Ordenamiento Territorial –POT- presentado por la administración de Aníbal Gaviria y que regirá los próximos 15 años en la ciudad. La rueda de prensa para hablar de esta aprobación fue citada horas antes de cerrarse la votación porque el alcalde tenía claro que el proyecto pasaría con una mayoría abrumadora y no se equivocó, 17 votos a favor por 3 en contra fue el resultado final, ventaja considerable de los que estaban de acuerdo, pero que en realidad no indica, que esos 610 artículos sean el camino correcto que Medellín debería tomar.
Al ser aprobado, Miguel Quintero, Luis Bernardo Vélez y Juan Felipe Campuzano, los tres concejales que se opusieron, citaron a los medios pues querían dejarle claro a la ciudadanía sus posiciones. Creo que quienes debieron dar la cara eran los 17 que votaron positivamente y explicarnos si su voto responde a que creen en lo allí planteado o se inclina más a pagar deudas y favores a la administración.
Este POT tiene serios problemas, tanto de forma como de fondo. Los grandes análisis hay que dejárselos a quienes saben pero como ciudadano quiero llamar la atención sobre tres puntos que debemos tener presentes. No olvidemos que este plan que acaba de ser aprobado será la hoja de ruta para Medellín en los próximos 15 años.
En primer lugar, sería maravilloso que esta ciudad estuviera diseñada para que todos pudiéramos montar en bicicleta y que las vías fueran seguras y amables para el ciclista, para los peatones. Pero este sueño no puede ir en detrimento de aquellas personas que tienen un vehículo. En una sociedad libre y democrática cada uno debe poder elegir el medio de transporte que desea utilizar y es obligación del Estado proveer esas opciones. Andenes, ciclorrutas, carriles exclusivos para el servicio público y vías para los particulares, todo debe conducir a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad. Medellín, primero debe ponerse al día con las vías que nos debe y paralelamente trabajar en los medios alternativos, pero no se puede pretender, y parece que eso quieren con el POT, dejar de lado el desarrollo vial y obligarnos a todos a hacer lo que unos pocos quieren.
En segundo lugar, el Parque lineal del río es una de las grandes apuestas del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, bienvenidos los proyectos que nos ayuden a desarrollar la ciudad y a vivir mejor a todos, pero no puede ser posible que pretendan instalar peajes urbanos en una vía que ya existe como la regional y obligarnos, a quienes transitamos por ella, a pagar por hacerlo. Es decir, quieren que paguemos por algo que hoy es gratis (y que ya hemos pagado con nuestros impuestos) y que seguirá igual o peor de congestionado con el pasar de los años, pues cada vez son más los vehículos que ingresan a Medellín y que hacen uso de las mismas vías.
Tercero, con la idea de seguir desincentivando el uso del vehículo, se limitan los proyectos urbanísticos. En los estratos 5 y 6, si alguien desea comprar un apartamento tendrá derecho a un parqueadero y medio. En caso de querer adquirir la otra mitad para completar los dos tendrá que pagar una suma de dinero muy alta. Es muy posible que con este proceder, muchas personas prefieran buscar soluciones de vivienda en municipios cercanos a Medellín en los cuales pagarán impuestos, pero seguirán viniendo a la ciudad a trabajar en sus vehículos. Es decir, la ciudad seguirá con el mismo flujo vial pero se reducirá el recaudo tributario, lo cual le hará un hueco a las arcas públicas. No entiende uno entonces, dónde es que está la planeación de esta ciudad.
Por último: cada uno interpreta según sus creencias lo que puede ser de Medellín cuando se ponga en marcha este POT, ojalá que no sea muy tarde cuando se den cuenta de lo que aprobaron y en vez de avanzar 15 años, retrocedamos muchos más y nos atrasemos el doble de lo que hoy estamos. ¡Ojalá!
@DiegoMorita