COLUMNISTA
DIEGO MORA ARIZA
PUBLICADO EL 18
DE MARZO DE 2015
http://www.elcolombiano.com/
No es un secreto, Juan Manuel Santos es un hábil jugador de póquer, experimentado y agudo, le gusta la estrategia, el despiste (bluff), no hace un movimiento sin pronosticar los próximos dos (no necesariamente le salen bien) y si nos apartamos de nuestras emociones para llegar a una conclusión sobre él, podríamos decir que consigue lo que quiere, eso sí, sin importar cómo.
El proceso de “diálogo” entre el gobierno de Colombia y las Farc sigue en niveles altos de desaprobación, no obstante esta cifra disminuye con cada encuesta. La última medición de Gallup (marzo de 2015) indica que el 72% de los colombianos dice estar de acuerdo con la salida negociada, un aumento de 10 puntos con respecto a los datos de diciembre pasado. No obstante, otras cifras muestran una desaprobación mayor, entre el 40 y 50%, lo que sirve para ratificar la polarización en la que se encuentra el país desde hace tres años.
Santos ha sostenido su decisión de jugársela por un acuerdo, el que sea, con las Farc. Ante la lógica de los acontecimientos y la falta de voluntad de los terroristas para acabar con la violencia, se mantuvo firme y no le hizo caso sino a su instinto, continuando con el proceso a pesar de que su contraparte seguía desangrando al país mientras “negociaba” en La Habana. Solo la historia nos contará si el instinto le funcionó, pero se debe ser claros, en que después de iniciados los “diálogos” estos hoy se encuentran en un punto de no retorno; las Farc han declarado un cese unilateral de hostilidades (la oposición asegura que este no se ha cumplido, el gobierno dice que sí), se llegó a un acuerdo para desminar el país y recientemente Santos ordenó cesar los bombardeos a los campamentos guerrilleros (grave error), lo cual nos tiene frente a un cese bilateral y ante las evidencias más palpables de que, quizás, se está avanzando hacia la firma final de un acuerdo para terminar el conflicto (solo con las Farc, falta el Eln y después otros tantos grupos que surjan y un día amanezcan con ganas de reinsertarse a la vida civil).
Es así como el jugador de póquer, destapó sus cartas. Convocó a diferentes sectores (oposición incluida) a hacer parte de una comisión asesora de paz que lo ayudará a tomar decisiones con respecto al proceso con las Farc, ¿jugada maestra que se lleva las apuestas? La historia nos lo dirá.
¿Servirá para algo la comisión? ¿Será solo un bluff para ganarse unos titulares y cambiar la percepción negativa sobre el proceso? No lo sé, pero de algo estoy seguro, la mano le está funcionando porque su mayor contrincante decidió no ir, así que este se queda sin el derecho de incidir en el juego, sin la posibilidad de aumentar las apuestas y aunque pretenda cambiarse de mesa, no es lo mismo jugar en la central y con profesionales que en una con buenos jugadores pero sin peso sobre las apuestas grandes.
Por último: es necesario, funcione o no, que el Centro Democrático haga parte de esta comisión, desde adentro podrán ser escuchados más fácilmente y hacer sus propuestas, lo cual no indica que tengan que renunciar a su oposición critica (que con la carta de respuesta de Uribe al Procurador Ordóñez y en su penúltimo párrafo nos muestra que se puede construir desde la diferencia). Si son escuchados se fortalecerá la institucionalidad y se demostrará que la base de la democracia es el disenso. Si son ignorados, igual le habrán cumplido al país, seguirán trabajando en la defensa de sus ideales y podrán esperar a que la historia les diga si tenían o no razón.
@DiegoMorita
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