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jueves, 3 de septiembre de 2015

Todos somos Colombia

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA


       PUBLICADO EL 02 DE SEPTIEMBRE 
DE 2015 
http://www.elcolombiano.com/

Todos somos Colombia, todos somos habitantes de la frontera con Venezuela, todos somos expulsados por el gobierno de Nicolás Maduro. Todos somos deportados y estamos siendo humillados por nuestra nacionalidad, todos somos “prostitutas y paramilitares”, todos nos quedamos sin casa.
Lo que le pasa a las miles de personas que han debido dejar todo atrás, a las malas, nos pasa a todos, el éxodo lo hacemos junto a ellos todos los que en esta patria nacimos, no se salva ninguno de nosotros, el dolor es colectivo, las lágrimas las derramamos todos.
Cúcuta hoy, y siempre, es Colombia, a veces lo olvidamos y nos hacen falta coyunturas como esta para recordarlo. Hace unos años fue Chávez el que ordenó el cierre de la frontera y el comercio sufrió las peores consecuencias. Seguimos siendo testigos de los círculos viciosos que parece tanto nos gustan.
Los que se fueron algún día, no importa la razón, siguieron siendo de aquí, nunca perdieron su calidad de colombianos, de gente buena y luchadora que no se vara. Venezuela para muchos representó una oportunidad en su momento, allí consiguieron lo que en Colombia no, allí nacieron sus hijos, formaron un hogar. Hoy, un gobierno indolente los despoja de lo que tienen, de sus sueños y esperanzas, los humilla y maltrata, y somos 47 millones los que sufrimos semejante infamia.
Y duele darnos cuenta que no estamos preparados para lo que sucede. La diplomacia fracasó, como ya es costumbre, pero es la única salida que tenemos, es decir, seguimos encerrados sin saber qué hacer y cómo darle solución a la crisis. Mientras tanto niños, mujeres y hombres de toda condición intentan rescatar lo poco que les dejó la D pintada en la fachada de sus casas, una D que no solo significa demoler, sino dolor, desolación... déspota.
Y MaDuro poco a poco se sale con la suya. Desvía la atención sobre los problemas reales de Venezuela, una inflación que será superior al 200% al finalizar el año y su tasa de homicidios, la segunda más más alta del mundo, con 82 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Con sus decisiones pone el foco sobre Colombia, el caballito de batalla de la “revolución bolivariana” desde hace varios años, que siempre ha sido inferior en su respuesta, no solo ahora.
Y las acciones emprendidas son paliativos, sirven para mitigar unos días la situación, para irle bajando el tono a los titulares de prensa pero las soluciones reales tardarán en llegar (si acaso lo hacen) y mientras tanto los que padecen la situación tendrán que conformarse o esperar la oportunidad para regresar, porque con seguridad para muchos de ellos son mejores los escombros de una casa demolida en Venezuela, que la incertidumbre en Colombia.
Por último: ojalá Colombia esta vez no fuera inferior al reto que esta crisis le presenta, hoy son nuestros hermanos en Cúcuta, en mayor medida, los que sufren la infamia del aprendiz de Dictador, mañana podremos ser nosotros. No olvidemos, al menos por esta vez, que Colombia somos todos.
@DiegoMorita

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