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viernes, 27 de noviembre de 2015

Gobernar es comunicar

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA


       PUBLICADO EL 26 DE NOVIEMBRE D
E 2015 
http://www.elcolombiano.com/

Va llegando a su final el mandato de Aníbal Gaviria y entre las muchas críticas que en este espacio le hice, quiero resaltar nuevamente su pésimo manejo de la comunicación.
Es claro que Gaviria hace parte de la vieja escuela, esa que establecía con claridad que gobernar consiste en dirigir. Él sí que lo ha hecho, lo cual no significa que el resultado haya sido positivo, pues simplemente se dedicó a encerrarse en su despacho y delegó en la figura de los vicealcaldes toda la responsabilidad. Y delegar no es malo, por el contrario es necesario, pero una cosa es hacerlo y otra distinta olvidar que los ciudadanos votaron por un gobernante y no por una ilusión que aparece solo para recibir premios y anunciar eventos internacionales en la ciudad.
Y es que en la actualidad gobernar es, ante todo, comunicar. Los gobiernos deben ser ahora un vínculo con la ciudadanía y no un simple operador. Un buen gobernante entiende que su papel se orienta más a ser un facilitador, situación a la que hemos llegado gracias a los cambios globales, la importancia que han tomado los medios masivos y la cantidad ilimitada de información que fluye constantemente por diferentes canales.
Siguiendo a Luhmann, si la sociedad se define no por la acción sino por la comunicación, los gobiernos se tienen que concebir como uno más de los sistemas sociales que ya no funge como sistema central y que se organiza con base en el poder como medio de comunicación simbólicamente generalizado.
Se me ocurren dos ejemplos sencillos para contextualizar los fallos del gobierno Gaviria en su forma de comunicar. Lo primero que se debe dejar claro es que la estrategia se orientó hacia afuera para fortalecer la imagen de la ciudad y lograr la meta de internacionalizarla. En ese sentido podríamos decir que se cumplió y hoy Medellín, a pesar de los grandes problemas sociales y de seguridad que padecen sus habitantes, es un referente ante el mundo y por eso aquí se han hecho y, con seguridad, se harán muchos más eventos internacionales.
Sin embargo miremos el proceso del POT. En su construcción, hubo una gran cantidad de reuniones con la comunidad y se tomó atenta nota de sus necesidades, eso por lo menos fue lo que nos dijeron, pero el texto final tuvo en cuenta pocas, por no decir ninguna, de estas recomendaciones, es decir el ejercicio simplemente fue una actuación, algo por cumplir.
Ahora, recordemos el Proyecto de Acuerdo 300. Gaviria cita a sesiones extraordinarias y pide que le aprueben facultades especiales por cuatro meses para hacer lo que considere sin control político. La ciudadanía se pronuncia y rechaza esta situación, se elevan las voces de algunos concejales y se pide votar negativo, algunos lo hacen, pero gana el sí. No obstante, en el proceso desde la administración en vez de comunicar claramente las razones, se dedicaron a satanizar a los detractores.
Y la ñapa, con Parques del Río, se dio la polémica por el cobro de peajes en los soterrados. Gaviria sale con la frente en alto a decir que en su gobierno no se cobrarían estos peajes. Y claro, tiene toda la razón, pues el primer tramo lo entregan en diciembre, días antes de él entregar su mandato, por lo cual el cobro se hará el próximo año cuando empiece a funcionar.
Por último: el objetivo de los gobernantes no debe ser lograr una comunicación libre de ruidos, sino “transformar el poder social en poder comunicativo y el poder comunicativo en poder político”, buscando una sociedad capaz de observarse a sí misma y con amplios espacios de interacción. No sé qué le depare el futuro a Aníbal Gaviria, pero ojalá que de la gran cantidad de errores que cometió en estos cuatro años aprenda y sobre todo entienda que no solo de premios vive una ciudad.
@DiegoMorita

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