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jueves, 3 de diciembre de 2015

La alborada no se acaba

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA


       PUBLICADO EL 02 DE DICIEMBRE D
E 2015 
http://www.elcolombiano.com/

¡Nada! Esa es la respuesta a la pregunta ¿qué tiene en la cabeza la persona que aprovecha el sonido de la pólvora para utilizar un arma de fuego y hacer tiros al aire? O quizás un psicólogo podría decir: quien acude a esas prácticas tiene una mentalidad criminal, pues se sabe que esa bala disparada puede impactar a alguien y causarle la muerte, sin embargo eso no le impide hacerlo, lo cual indica que no le importan las consecuencias ni a quien pueda hacerle daño con sus actos.
Y pasa todos los años con la famosa alborada en Medellín, aparte de los quemados por la pólvora irresponsable de unos cuantos, los heridos y muertos por balas perdidas (un mal generalizado y que no solo se da en diciembre) siempre aparecen y la Navidad para algunas familias empieza de la peor manera, llorando y enterrando a sus seres queridos.
No se puede negar, la alborada en la madrugada de este primero de diciembre se sintió menos, el ruido y la cantidad fue menor si se compara con años anteriores, ¿a qué se debe? Quizá a las dos toneladas de pólvora decomisadas por la Policía o tal vez, y siendo optimistas con un posible cambio de mentalidad, quienes la promueven y ejecutan decidieron mermarla. Sin embargo, menos pólvora no significó menos quemados y por el contrario, la cifra pasó de 15 en 2014 a 23 este año. Los daños están hechos y por eso el reto no es disminuirla, sino acabarla, exterminarla de raíz.
¿Y cómo hacerlo? No es fácil, nada más complejo que desarraigar una costumbre y más en los medellinenses, no obstante se puede y depende solo de la decisión, en este caso del alcalde (reto grande el que tiene para 2016 Federico Gutiérrez), la planificación y ejecución de las autoridades y por supuesto, la colaboración y transformación cultural de los habitantes de la ciudad, que deben entender que la “costumbre” no es mala solo porque provenga de una tradición criminal, sino por sus consecuencias sociales, esas que son imposibles de cuantificar.
Se debe perseguir al productor, al distribuidor, al vendedor y al comprador, es decir toda la cadena. El tema debe ser prioridad durante todo el año y no solo desde octubre que es cuando se acuerdan y empiezan con las campañas pedagógicas. La estrategia debe ser estructural y no coyuntural, se debe legislar en este sentido, endurecer penas (de ser necesario) y ser implacables e intolerantes con quienes quebranten la normatividad en este sentido.
El uso de la pólvora debe ser uso exclusivo de expertos y controlado por las autoridades para así minimizar los daños por malos manejos. La administración municipal podría perfectamente recibir diciembre con un espectáculo de juegos artificiales que sea de todos y para todos, tal y como lo hacen en las grandes ciudades del mundo; con seguridad el show sería más agradable y más económico.
Por último: el compromiso para acabar con los niños quemados, con las personas heridas por balas perdidas y con la continuación de una tradición que no nos representa, es de todos. El cambio de mentalidad debe ser general y no de unos pocos, el egoísmo de aquellos que ignoran lo malo que sucede porque pasa lejos de ellos es algo que debemos erradicar. Veremos de qué tema estaremos hablando en 364 días, veremos...
@DiegoMorita

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