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domingo, 23 de septiembre de 2018

¿Comunicar más o comunicar mejor?


Sin duda, el rol del comunicador implica retos todos los días. Si se eligió esta profesión, por la razón que sea, a diario nos encontramos buscando cómo innovar, cómo hacer más efectivos los canales que tenemos a disposición, cómo abrir nuevos, cómo lograr que nuestro mensaje llegue correctamente a más personas. Esa búsqueda nos lleva por terrenos, en ocasiones, desconocidos e incluso a hacer por hacer o por darle gusto a alguien. Lo anterior, por supuesto, es un error y es ahí cuando surge la pregunta: ¿comunicar más o comunicar mejor?

Volvamos a lo básico, ¿qué es comunicación? Confiaré en mi propia definición, que no es más que una colcha de retazos que he ido tejiendo con los años. Comunicación es más que información, es más que un mensaje, es más que un emisor, más que un canal y más que un receptor. Comunicación es todo, es decir todo comunica. Desde el primer segundo de nuestra existencia (léase fecundación) ya empezamos a comunicar. Claro, algunos harán cara de “a este qué le pasa” pero deténganse un segundo antes de juzgarme y piensen si el momento de la fecundación, es decir, cuando el espermatozoide llega al óvulo y logra su cometido no es un proceso de comunicación. Y es que ese embarazo de inmediato le manda al cuerpo de la mujer un mensaje que este recibirá respondiendo con lo que se llama un “atraso”, momento en el cual se da el feed back y la mujer feliz y/o asustada se dará cuenta de que tendrá un bebé.

Tal vez con lo anterior me meto en terrenos baldíos, pero sigamos con esta elucubración soportada en la pregunta ¿comunicar más o comunicar mejor?
La era terrícola que vivimos actualmente nos tiene sobre saturados de información. Internet, las redes sociales, los medios (radio, televisión, periódicos), Whatsapp, el voz a voz, etc.,  todos los días nos entregan una cantidad ilimitada de datos, tantos que la mayoría de las veces no tenemos la capacidad de analizar y por eso las noticias falsas se han vuelto el pan de cada día. Mucha información, poco tiempo y baja capacidad crítica e incluso desinterés, permiten que la posverdad sea la reina por estos días tanto en lo online como en lo offline y ante este flagelo, quienes tenemos el honor de servir en lo público nos damos cuenta de que la institucionalidad es lenta para combatirla y dejamos vacíos fáciles de llenar con mentiras y campañas de desprestigio.

¿Entonces la posverdad nos puede ayudar a responder si comunicar más o comunicar mejor? Y es que para llenar rápido los vacíos podemos reaccionar de inmediato y salir a desmentir, como haría cualquier persona una noticia falsa, eso si, sin tener en cuenta la claridad de nuestro mensaje, el canal, el impacto que generará y mucho menos si logrará su objetivo de ganarle a la mentira. Lo anterior sería comunicar más. O podemos recibir la información engañosa, analizarla, medir su impacto, establecer un plan de acción y respuesta que ponga a la institucionalidad por encima de los intereses personales y combatir por canales adecuados la desinformación aunque ese equivale a demorarnos más. Eso sería comunicar mejor.
Es posible que mi “análisis” sea gaseoso, no es la intención pero tampoco me quiero meter aquí a buscar autores que soporten lo que estoy diciendo. Lo que escribo lo hago con base a mis experiencias profesionales de muchos años y ellas me dan las certezas y argumentos para poner a consideración estas ideas.

En Rionegro priorizamos comunicar mejor. Claro está, algunas personas preferirían que comunicáramos más y que lo hiciéramos como ellas consideran que es correcto. Lo anterior es válido, cada quien tiene su punto de vista y pensará que tal cosa o la de más allá se podría hacer de esta u otra forma. Sin embargo, prefiero comunicar mejor.

Comunicar con sentido, buscando el mensaje adecuado para que todos lo entiendan, con piezas en las que se evidencia que menos es más, con diseños sencillos pero cargados de contenido, estéticos, bien logrados. Comunicar mejor es no dejarte llevar por el que dirán o por ese famoso dicho “es que la gente no se está enterando”. Porque nunca se sabe quién es la gente, cuánta es la gente, qué tipo de gente es y cuál es la razón para que no se estén enterando. Y no es prepotencia ni que tengamos el ego más arriba del cielo, es solo que ante los hechos fácticos no podemos seguir creyendo solo en los emotivos.

No somos perfectos ni pretendemos serlo, por eso todos los días buscamos la mejor manera de comunicar, de llegar más lejos con la obra de gobierno. Pero no es fácil y hay una razón sencilla para ello, a un porcentaje de la población no le interesa la comunicación de gobierno. Veamos…

La más reciente medición realizada por la empresa Anova de Rionegro arrojó, ante la pregunta ¿Tiene usted una imagen favorable o desfavorable del alcalde Andrés Julián Rendón Cardona?, los siguientes resultados: Favorable 70.6%. Desfavorable 19.7%. No tiene opinión 5.8%. No lo conoce 3.9%.

Hasta ahí todo normal. Unos muy buenos resultados si analizamos el desgaste propio del alcalde en dos años y medio al frente de un municipio en el que ha tenido que tomar decisiones importantes e impopulares. Pero me quiero detener en ese 3.9% que dice que no lo conoce, el cual me parece preocupante y absurdo. Andrés Julián se posesionó el 1 de enero de 2016 después de ganar la elección con más de 38 mil votos, cifra histórica para el municipio. Desde el primer día de su gobierno no ha hecho más que trabajar por el cambio y la transformación de Rionegro, la cual es evidente si nos detenemos a pensar el estado en el que se encontró la administración y lo que se ha hecho por poner al municipio al día en temas tan importantes como la movilidad, los servicios públicos, la salud, la educación y claro está, la seguridad.

Ese 3.9% es de 400 personas que participaron en la encuesta. Espero no meter la pata, estadísticamente hablando, pero si extrapoláramos esa cifra y tomáramos como referencia los 125 mil habitantes POT de Rionegro, hablaríamos de 4875 personas que no saben quién es el alcalde del municipio en el que viven. Pero castiguemos la cifra y digamos que la mitad son niños y jóvenes, tendríamos 2437 personas que no saben quién es su alcalde. ¿La culpa de esto es de quién? ¿Del alcalde por no hacer que todos lo conozcan, de Comunicaciones por no lograr que el 100% de la población sepa quién los gobierna o de esas 2437 personas que no se interesan por saber quién rige los destinos del lugar en el que viven, en el que nacen y crecen sus hijos, en donde se educan y reciben salud, en donde trabajan?

Pues no quiero ser muy obvio, pero es claro que la culpa es de aquellas personas que no se han interesado por conocer quién es su alcalde. El ejercicio de gobierno y de comunicar es de corresponsabilidad. Como ciudadanos no podemos votar y esperar a ver qué pasa o cuándo nos llega la ayuda. Hay que ser veedores y eso implica saber a quién vamos a vigilar. Y con respecto a la comunicación no podemos esperar a que todo lo que hace el gobierno nos llegue facilito a través de la radio, la televisión, la prensa o un volante por debajo de la puerta. Son muchos los canales habilitados para enterarse de qué hace el gobierno en todos los temas: carteleras en el Palacio Municipal, página web, redes sociales, cuñas de radio, spots de televisión, avisos de prensa, periódico propio, perifoneo, reuniones con la comunidad todas las semanas. Pero si lo anterior no basta, podemos buscar la información que sea de nuestro interés y si no la encontramos pues preguntar por ella y no hacer la fácil y decir “es que no están haciendo nada o como comunican de mal”.

Todo lo anterior sé que puede sonar a que me estoy exculpando porque el 100% de la población de Rionegro no sabe quién es el alcalde o porque no se enteran de lo que estamos haciendo, pero no es así. Tengo claro que no tenemos la capacidad institucional de llegarle a los 125 mil rionegreros. Y lo tengo claro por varias razones: 1. A un porcentaje no le interesa la comunicación de gobierno. 2. Algunos habitantes de Rionegro no consumen medios. 3. Algunos habitantes no tienen redes sociales. 4. Algunos habitantes, posiblemente los mayores, no saber leer. 5. Algunos habitantes no asisten a reuniones convocadas por las administración municipal. Estos elementos conjugados, evitan que podamos acceder a toda la población con nuestra estrategia comunicacional y seguro ese es el origen de: “es que la gente no se está enterando”.

La anterior retahíla, patrocinada por un sábado de poco fútbol para ver, es solo para dejar sustento de que nuestro reto como comunicadores está en innovar y poner al servicio de los ciudadanos, en el caso de la comunicación de gobierno o pública, canales adecuados que logren abarcar a todos los grupos poblacionales. Por supuesto también debemos pensar cómo atraer a ese porcentaje de la población que no se interesa (como tal vez sí lo hace en campaña) para que se entere de lo que una administración como la de Rionegro hace para mejorar la calidad de vida de todos.

En conclusión, para responder la pregunta y abrir el debate 1566 palabras después del título, comunicar mejor es preferible que comunicar más.

Diego Mora - @DiegoMorita
Jefe de Comunicaciones
Alcaldía de Rionegro

PS: un economista, sin conocer el cálculo que hice, me dice que 3.9% es muy bueno, una buena cifra. Además que la gente es muy despistada. Me sumo a su análisis. ¡Gracias por tu sabiduría Santiago!

PPS: la misma encuesta de Anova preguntó: ¿Qué tan satisfecho(a) está usted con la información entregada a la ciudadanía por parte de la Alcaldía de Rionegro sobre los programas y proyectos que desarrolla, en una escala de 1 a 5, siendo 1 muy insatisfecho y 5 muy satisfecho? Los resultados fueron: Muy satisfecho o algo satisfecho 68.5%. Ni satisfecho ni insatisfecho 18.1%. Algo o muy insatisfecho 11%. No sabe/no responde 7.7%.

Nada mal… pero debemos trabajar para que ese 11% disminuya y ojalá lográramos entender el porqué de ese 7.7%.

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