¡Es decepcionante! Colombia en plena crisis por el COVID-19, tiene a cierto
sector de la sociedad, muy atado al lado izquierdo, a algunos de la derecha y a uno que otro periodista, apostándole a que se pierda.
Es muy claro que todos, ahí no existe distinción, queremos que el virus contagie
y mate a la menor cantidad de gente posible. Ese deseo general, y normal si se
tiene un mínimo de humanidad, contrasta con la expectativa de que las medidas
adoptadas por el gobierno fracasen.
Y es que se hace más fácil apostarle a perder. Conocemos los números de
todas las encuestas que ubican al Presidente Duque casi en rojo y hay múltiples
explicaciones, subjetivas claro está, para esas cifras: falta de experiencia,
la elección de un gabinete muy técnico y cortarle el chorro de “mermelada” a
los congresistas. Por otro lado, la estrategia de desestabilización puesta en
marcha por Petro es innegable, esto sí tiene pruebas fácticas, y ha calado en
ciertos sectores que encontraron la excusa perfecta para salir a las calles e incendiar el país. Con base en lo anterior no cabe la posibilidad de que la
aceptación del Presidente sea buena y ahí sí ni modo.
En lo personal decidí apostarle por acompañar al gobierno. No soy nadie, no
tengo votos y aunque tenga una marcada tendencia a la derecha jamás he militado
en partido alguno. Mi voz la pongo en esta columna, en Twitter, ahora en un
podcast y de vez en cuando en videos recomendando libros. No me preocupa tener
seguidores, mi vida está en otro lado y no en las redes sociales. Con esto
claro, repito que desde el primer día he acompañado al Presidente Duque, he
resaltado lo que considero ha hecho bien (aunque el resto del mundo dijera lo
contrario, incluso mis amigos más cercanos) y he criticado lo que no me parece
acertado (licencia que nos tomamos la mayoría de los colombianos y mucho más si
tenemos Twitter).
¿Duque se ha equivocado? Sí. ¿Pudo hacer las cosas de otra forma? Sí. ¿Debió
elegir al principio algunos ministros más políticos? Sí. ¿Y mil cosas más? Sí.
Pero es él quien toma las decisiones, tiene en cuenta a sus asesores y al final,
con base en su criterio, da la línea. Y en medio de esta pandemia hemos podido
evidenciar que algunas cosas que pudimos pensar eran errores resultaron ser aciertos.
Vemos a los ministros conectados, trabajando duro, dando soluciones y
respondiendo con oportunidad y eficiencia (en la medida de las posibilidades) a
las necesidades. Todos empujando y buscando el menor impacto del virus y salvar
vidas. Sí, este postulado puede que sea muy sesgado pero qué le
vamos a hacer, la columna la escribo yo.
Puede que ya suene a paisaje, pero de esta salimos juntos y si tiramos para
el mismo lado. Las diferencias siempre existirán, al final así hemos
fortalecido nuestra democracia, y no es que deban quedarse callados si no están
de acuerdo, pero hay un tiempo para todo y este es el de remar juntos y aportar
para construir. De nada sirven los dardos envenenados, las propuestas sin
fundamento, resaltar solo lo que no funciona y querer imponer en la opinión pública,
fácilmente manipulable, que todo va mal. No, no, no, así no es.
Esta pandemia ha permitido que el Presidente Duque demuestre un liderazgo adecuado,
calmado, prudente, abierto. La realidad indica que sus decisiones están dando
resultado. Que falta mucho, sí, porque en Colombia nunca será suficiente, pero
por lo menos se han implementado medidas que en el panorama que tendremos después
del virus, al parecer, evitarán que el golpe sea más duro. Gobernar en este
momento no debe ser fácil, pero para eso se hizo elegir, para timonear a un país
que el 99% del tiempo navega sobre aguas turbulentas.
El gobierno tiene una responsabilidad enorme y llegará el momento de
calificar su actuación. La oposición y quienes le apuestan a perder también serán
evaluados, aunque al final por su mala leche, poco importe esa nota.
Diego Mora
@DiegoMorita
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