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martes, 7 de agosto de 2018

¿Cuál es nuestra responsabilidad como ciudadanos en una emergencia?


Hace poco más de cuatro años (26 de mayo de 2014) publiqué en mi página www.en500palabras.com un texto titulado “Los smartphones” (http://www.en500palabras.com/2014/05/los-smartphones.html). Cada tanto, cuando el tema allí tratado se hace evidente en los noticieros o en las redes sociales, la comparto en mi Twitter. En la página no tiene comentarios y según las estadísticas la leyeron, hasta el momento, 1107 personas. En redes si me han respondido una que otra cosa, generalmente indicando que están de acuerdo.

Hoy la traigo a colación nuevamente y si antes de seguir la leyeron, podrán darse cuenta de que el párrafo final coincide con el título de este texto. Y es que el tema me sigue cuestionando, mucho más cuando a diario estos videos grabados con celular son el eje de las noticias o de lo viral en las redes sociales. Lo anterior se suma a que en Rionegro (Antioquia), lugar en el que trabajo, en las últimas semanas han ocurrido dos hechos que me llevan a debatir aun más el uso que le dan algunas personas, en determinados casos, a los celulares inteligentes.

El 24 de julio aproximadamente a las 2:30 p.m., un muro de la antigua institución educativa Julio Sanín Sanín se cayó y los escombros atraparon a tres contratistas que se encontraban haciendo trabajos de reposición de redes eléctricas. Uno de ellos murió en el lugar, los otros dos fueron rescatados y trasladados al hospital y no presentaron heridas graves. Al recibir, como Jefe de Comunicaciones de la Alcaldía, la llamada que me informaba la emergencia, de inmediato me desplacé al lugar. La escena era caótica y no era para menos cuando tienes a tres personas atrapadas y luchando por su vida. Los organismos de socorro actuaron de manera rápida y la Policía acordonó la zona. Cuando llegué, en lo único que me concentré fue en la vida de las tres personas atrapadas, sin embargo los curiosos ya tenían sus celulares en la mano. De manera amable les pedí que no hicieran fotos ni videos, que la vida era lo primero y no era necesario viralizar el sufrimiento de las víctimas. La mayoría hizo caso y logramos entre todos, con el liderazgo de nuestra Subsecretaría de Gestión del Riesgo y de los Bomberos proceder de la mejor manera y salvar dos vidas.

Con los medios actué de la misma manera. Cámaras de dos locales llegaron y empezaron a hacer tomas del accidente, les pedí que se hicieran afuera del perímetro, lo cual no les gustó mucho y me hizo acreedor a algunos comentarios negativos en las redes sociales, sin embargo no me arrepiento de mi proceder, porque en esta profesión y en este cargo el criterio hace parte fundamental del día a día y siempre voy a preferir, más en una emergencia, que los organismos de socorro puedan obrar sin distracciones a alimentar la inmediatez de la chiva que se disfraza de noticia.

Eso sí, conocedor y respetuoso del derecho que tienen los medios de informar, empecé a alimentarlos de información de manera inmediata. Les conté lo sucedido, lo que se estaba haciendo y les compartí imágenes, pensando por supuesto en los medios digitales e impresos que requieren algo más que un audio para contar un hecho. A todos les respondí y todos pudieron hacer su trabajo: informar bien y oportunamente.

El otro acontecimiento fue la caída de uno de los árboles que había en la Plaza de la Libertad. Esto fue el 6 de agosto en horas de la mañana. Estaba en mi oficina, ubicada en el primer piso del Palacio Municipal y al enterarme salí de inmediato. El árbol, un Guayacán de Manizales, estaba totalmente volcado por lo cual aceleré el paso. Había unas 80 personas alrededor y podría asegurar que más del 70% de ellas tenían un celular en la mano y estaban grabando o tomando fotos. Yo en lo único que pensé fue en la posibilidad de que hubiera alguien debajo del árbol, pues estaba ubicado en una jardinera circular en la que se puede uno sentar y al dar sombra es un lugar muy agradable para protegerse del inclemente sol que a veces hace en Rionegro.

Me metí entre las ramas caídas del árbol al igual que lo hizo personal de Gestión del Riesgo, con el objetivo de verificar que no hubiera nadie atrapado. Mientras hacíamos eso, seguían los videos y fotos tomados con celular. Afortunadamente no hubo heridos por este volcamiento, producto de una pudrición basal, un hecho fortuito y que podría decirse imposible de prevenir, mucho más cuando el árbol en su exterior se encontraba sano y sus hojas verdes adornaban la Plaza de la Libertad de forma espectacular.

A los medios que se hicieron presentes les ofrecimos declaraciones de lo sucedido y por no representar un hecho “grave” la situación pasó rápidamente a anécdota, mucho más cuando los restos del árbol fueron retirados de inmediato y la Plaza quedó despejada, con menos sombra eso sí, pero despejada.

¿A qué voy con lo anterior? No condeno el uso de los celulares para grabar videos de emergencias, cada cual verá cómo actúa en ellas si le toca presenciarlas, lo que cuestiono es que le demos prioridad al amarillismo por encima de la vida. Una persona atrapada no se salva porque le graben un video y un árbol no volverá a su posición después de caerse por el hecho de que le tomen fotos.

El llamado es al sentido común y a ponerse en los zapatos del otro. Piense usted, que lo primero que hizo al ver a tres personas atrapadas fue sacar el celular para grabar, si fuera quien estuviera ahí qué quisiera que los demás hicieran ¿grabarlo o ayudarlo?

El criterio no se gana en rifas ni sale en paquetes de papitas premiados. Se construye con el pasar de los años gracias a la experiencia, así que antes de cuestionar el de alguien piense en si usted realmente tiene uno, si usted es de los que sacan el celular o buscar la manera de ayudar.

@DiegoMorita

PS: Quiero resaltar aquí a David Blandón, camarógrafo de www.mioriente.com y su actuación en la tragedia del avión que transportaba al equipo Chapecoense. El criterio es claro: primero lo primero. https://bit.ly/2MoHxdn


viernes, 26 de junio de 2015

"Fuicioso" y la basura en redes

Había visto unos videos que algunas personas, a las que sigo en redes sociales, compartieron y comentaron diciendo: “muy charro”, “buenísimo”, “lo mejor”. Ninguno de ellos me causó una impresión tal que me llevara a replicarlos y simplemente, como tantas cosas que se viralizan, los dejé pasar y rápidamente los olvidé.

Las redes sociales están llenas de contenidos, muchos buenos pero la mayoría son basura. Con la rapidez propia que nos ofrece Internet, podemos ver memes de los partidos de fútbol casi en tiempo real (algunos muy divertidos y oportunos, otros que no sirven), videos de niños haciendo cosas imposibles para su edad, reportes de masacres en el último lugar del mundo y millones de cosas más, que gracias a la globalización informativa, podemos disfrutar y/o ignorar.

Saliendo de una cita médica con mi hija, me monté al carro y, como sucede en casi todos los lugares en los que uno se parquea en la calle, se acercó alguien a pedirme plata por haberme cuidado, supuestamente, el vehículo. Como sabía que no era la persona que se rebuscaba la vida en ese sector le dije que no, lo cual no le gustó y sin importarle que una niña estuviera en la silla de atrás, se regó a insultarme, con palabras que obviamente no reproduciré (cada cual imagínese una grosería y con seguridad, esa la dijo). Guardé la calma, arranqué y cuando se acercó quien en realidad le “echa un ojito al carro” le pregunté quién era el tipo.

Me sorprendió la respuesta: “es el tal Fuicioso, qué tal el ejemplo y eso que sale por Youtube”. En ese momento recordé los videos y que a este personaje se le “reconoce” por ser hincha de Nacional, incluso varios medios le hicieron notas que publicaron en sus emisiones de noticias y páginas web.

La verdad no me importa quién es el tipo, me tiene sin cuidado que se mantenga drogado (cuando me lo crucé lo estaba) o que algunos le reconozcan ser muy divertido e incluso James Rodríguez haya publicado un video imitándolo. Lo que me preocupa es que sea un personaje que logra rápida difusión en las redes, por su supuesto estilo descomplicado (muy seguramente producto de las drogas que consume), y que ese sea el contenido que la sociedad prefiere compartir.

Mi hija me preguntó quién era el “Fuicioso”, respondí tajantemente que no era nadie y cambié de tema pues no me interesó profundizar en algo y alguien que en realidad no es importante. No obstante decidí escribir esto como una reflexión, y un llamado de atención, para que en las redes se dejen de crear tantos “héroes” que lo único que hacen es llenar de basura nuestras páginas.

Al tal “Fuicioso” los que tanto se ríen con él deberían ayudarlo y sacarlo de las calles, desintoxicarlo y si su “sentido del humor” se mantiene, sin consumir drogas, pues explotarle el talento. De esta manera, quizás, el contenido que produzca sea digno de ser compartido y disfrutado por todos.

@DiegoMorita


jueves, 18 de junio de 2015

Incidentes bochornosos y evitables

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA


       PUBLICADO EL 17 D
E JUNIO DE 2015 
http://www.elcolombiano.com/

El más reciente caso, que llegó a los medios, de “usted no sabe quién soy yo”, lo protagoniza una mujer en Medellín, que según las autoridades iba en compañía de su padre (él conducía), chocaron a otro vehículo y se dieron a la fuga. Al ser alcanzados por los agentes de tránsito, gracias a las imágenes, ya sabemos qué pasó.
No lo podemos negar, ver ese tipo de videos nos gusta. Disfrutamos el ridículo que hacen estas personas bajo los efectos del alcohol y el bochornoso espectáculo que se forma a su alrededor, que los lleva incluso a no saber quiénes son; por otro lado están los espectadores que animan el show con arengas y eso sí, que no aportan absolutamente nada. Y claro, no podemos dejar de lado a las autoridades (policías y agentes de tránsito) que en ocasiones se preocupan más por hacer los videos con buenos planos y en los que quede todo registrado y no exactamente su trabajo: asegurar que se respete y se cumpla la Ley.
Sobre el tema que identifica mucho la esencia de los colombianos abundan las noticias y columnas de opinión, sobre todo después de que el “sobrino” negado de un expresidente saliera por todos los medios haciendo tremendo papelón. Cuando estalló ese boom, propio de lo coyunturales que somos en este país, evité escribir al respecto, no obstante me surgieron muchas dudas, que después de este nuevo episodio tomaron vigencia nuevamente y quiero expresar de una vez.
Más allá de la actitud que asumen aquellos que con tragos se creen los dueños del mundo y consideran estar por encima de la Ley (algunos sin haber consumido alcohol todos los días también creen que pueden hacer lo que les parece, basta mirar la forma en que conducen –bus, taxi, carro particular, moto-, o los que no hacen fila y aplican aquello del “vivo vive del bobo”, los que arrojan basura a las calles, etc., etc., etc.), quiero llamar la atención sobre el proceder de las autoridades, una constante en los videos que se han dado a conocer.
No entiendo por qué, policías y agentes de tránsito prefieren alimentar el show grabando lo que sucede en vez de proceder con celeridad y evitar que la situación pase a mayores. ¿Qué necesidad tienen de hacer videos? ¿Hace esto parte del procedimiento? ¿Lo hacen para curarse en salud? ¿Lo hacen para tener sus 15 minutos de fama? ¿Acaso lo sucedido con Nicolás Gaviria y con Melissa Bermúdez no se hubiera podido evitar si los policías proceden rápidamente con una detención por agresión contra servidor público o por desacato?
No comprendo por qué esperar a que las cosas se salgan de control, a que haya amenazas de muerte contra el policía y su familia o un cabezazo y mil improperios contra un agente que tiene la potestad, y la Ley de su lado, para actuar, ¿qué se busca con estos videos en realidad?
Por último: son muchos los “usted no sabe quién soy yo” potenciales que rondan las calles de nuestras ciudades, no obstante, que videos tan deplorables como los que se viralizan a una velocidad impresionante sigan ocupando espacios en los medios y sean el tema de conversación en los trabajos, se pueden evitar si las autoridades cumplen con sus funciones sin pensar primero en activar la cámara de sus celulares, ¿acaso en un tiroteo el policía lo primero que hace es grabar cómo le disparan? Ahí les dejo esa inquietud.
@DiegoMorita

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